FELIZ SAN MIGUEL

Hoy queremos felicitar a todos los vecinos de la calle San Miguel de Albatera y a todos los que hoy celebran su santo.

Os contamos un poquito de su biografía:

Nació en Vich, el 29 de septiembre de 1591.

Sus padres se llaman Enrique y Montserrat, que tuvieron ocho hijos, de los que Miguel era el séptimo.

Pertenecía, pues, a una familia numerosa y cristiana, que recitaba diariamente el Rosario, leían los evangelios y los sábados iban juntos al rezo de vísperas en la catedral.

Los conocidos decían de Miguel que era un niño bueno.

Llamaban la atención su piedad y su espíritu de sacrificio, se cuenta que se acostaba debajo de la cama y que usaba una piedra como almohada.

Muy pronto siente inclinación hacia la vida religiosa y por retirarse del mundo, lo que llevó a escaparse de su casa y refugiarse en el Macizo del Montseny para hacer vida como ermitaño.

Con apenas once años queda huérfano de sus dos padres y pasó a la tutela de unos tíos que se dedicaban al comercio.

Pero Miguel no ponía mucho interés en ese trabajo, lo suyo no era vender.

Al cumplir quince años, en febrero de 1606, se traslada al convento trinitario de San Lamberto, extramuros de Zaragoza, para comenzar su noviciado.

Fue enviado al convento de La Solana, donde vivió medio año, y al de Sevilla, donde residió más de dos años. En estos años estuvo por poco tiempo en los conventos de Valdepeñas, Córdoba, Granada y Socuéllamos.

Después estudió filosofía en Baeza, desde octubre de 1611 hasta mediados de 1614, año en que fue enviado a Salamanca para cursar la teología.

De su estancia en la ciudad del Tormes se cuenta que estando el maestro Antolínez el misterio de la Encarnación, fr. Miguel dio un grito y se elevó, como a la altura de un metro, con los brazos en cruz y con su mirada fijamente clavada en un punto misterioso. Así estuvo durante un cuarto de hora.

Ante tal fenómeno, el profesor comentó: Cuando un alma está llena del amor de Dios.

Su fama de santo empezó a circular por toda España gracias a las conversiones milagrosas que conseguía.

A consecuencia de unas fiebres tifoideas, murió el convento trinitario de Valladolid el 10 de abril de 1625, a los 33 años.

El papa Pío VI lo beatificó el 24 de mayo de 1779 y fue canonizado por el papa Pío IX el 8 de junio de 1862.