Los oficios artesanales tienden a desaparecer. Es lo que algunos llaman ley de vida. Hablamos por ejemplo el trabajo artesanal de la confección de la Palma Blanca en Elche, a cargo tradicionalmente de «las rizadoras«.

Este elemento ceremonial es portado por miles de personas en la procesión del Domingo de Ramos que este año se celebra mañana 10 de abril. 

En Elche hay cinco familias consideradas «fuertes» en este sector porque producen la palma blanca y pueden vivir de ello, comenta Vicente Campos, presidente de la Asociación de Palmereros y Palmereras. 

Las personas que siguen en este oficio, sobre todo mujeres que superan la mediana edad, está formado por «gente que le interesa seguir una tradición, una cultura». Además, esta tradición estaba en decadencia total debido a la pandemia. 

¿Futuro incierto?

Esto nos lleva a preguntarnos si este sector tan reducido tiene futuro. Algunos creen que sí porque hay cantera. Otros, no lo tienen tan claro.

Los ilicitanos que creen en ello reclaman «campañas de publicidad que asocien en toda España el Domingo de Ramos a la Palma Blanca de Elche». Recordamos que una de esas cinco familias de Elche vende en Mallorca, otra en Barcelona y buscan la posibilidad de intentarlo en el mercado internacional y en países como Polonia, marcadamente católicos. 

Pero, para ampliar la oferta, habría que chequear la demanda, algo más preocupante ya que antaño estaba asociado a la tradición de los abuelos y abuelas de comprársela a sus nietos, cosa que ya no está pasando con los nuevos abuelos, que compran menos. Siendo reseñable que en las procesiones del Domingo de Ramos cada año participan muchos, pero cada vez portan menos palmas.